cuando Ma el Ainin acampó cerca del sepulcro de Sid Ahmed Larosi. Su gente le informó que en las inmediaciones había un lugar en el que abundaban los juncos (smara) y por tanto debía haber agua, el bien más preciado para los nómadas.
El relato continúa en Delicias saharauis
No hay comentarios:
Publicar un comentario