sábado, 18 de febrero de 2012

El espacioso taller que tenía en Auserd

antes de la invasión se ha convertido en un ordenado cuarto, a pesar de la precariedad de los campamentos. Pulseras, anillos, frenna, monturas de camellos, utensilios de cocina, metal, madera, piel, adornos en plata para las mujeres, preciosos armarios…

El relato continúa en Delicias saharauis


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